Español
Forrest y yo nos dormimos en un hotel bastante lujoso, el Fairmont de San Jose. Forrest encontró un descuento en línea, y por sólo una noche él querría quedarse en un hotel bonito.
Lo mejor es que afuera del hotel había una pista de patinaje temporaria, una miniferia, y una muestra de árboles de navidad que se decoraron varios grupos sociales y cívicos. Una pasillo entera fue poblado por árboles de tropas de Girl Scouts — con números de tropa de más de 60,000, cuando mi número de tripa era menos que 1,000. No sé si es el mismo sistema de números o no.
También fue un árbol que lucía muy triste, con sólo
Caminábamos por los árboles y las atracciones cerradas de la feria de la calle, cuando descubrimos una verdadera máquina de Rube Goldberg en frente del Museo de Tecnología de San Jose.
La miramos por diez minutes, esperando el momento en cuando esas tres pelotas volaran en el aire, regresaran, y aterrizaran en una canasta de metal. Sólo un niño la miró con nosotros; los otros adultos no tenían interés.
Al final de la noche, fuimos a la pista de patinaje. Había patinado una vez antes y me divirtió. Pero esta vez, al instante que me deslicé por la primera vez, solamente pude pensar en la ocasión cuando me rompió el pie y tenía un miedo bastante irracional, pero no pude evitarlo. Ahora no estoy segura de si todavía me gustaría patinar con patines en línea, como solía gustarme...
English
Forrest and I stayed at a rather fancy hotel, the Fairmont of San Jose. Forrest found a discount online, and for just one night he wanted to stay in a nice hotel.
Better, outside the hotel there was a temporary ice skating rink, a mini-carnival, and a Christmas tree display decorated by various social and civic groups. An entire row was filled with trees from Girl Scout troops — with troop numbers higher than 60,000, when my troop number was less than 1,000. I don't know if it's the same numbering system or not.
There was also a very sad tree, with just a single strand of Christmas lights, as though the group had forgotten about the display until that day.
We walked through the trees and the closed street-carnival rides, when we discovered a Rube Goldberg machine in front of the San Jose Technology Museum.
We watched it for ten minutes, waiting for the moment when these three balls would fly through the air, make a U-turn in the air, and land in a metal basket. Only a little boy watched it with us; the other adults weren't interested.
At the end of the night, we went to the ice skating rink. I'd ice skated once before and I'd enjoyed it. But this time, as soon as I slipped for the first time, all I could think about was when I broke my foot. I had this irrational fear, but I couldn't avoid it. Now I'm not so sure if I'd still enjoy rollerblading, like I used to like...
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